jueves, 16 de julio de 2009

Víctor Renán Barco y los herederos del "padre de la patria"









A Víctor Renán Barco literalmente le prendían velas. Esperaban del honorable senador una recomendación, un guiño, una bendición para poder obtener un contrato, un cargo público. Muchos lo buscaron como padrino.

Era una figura venerada por sus seguidores, al punto que pocos toleraban una crítica en su contra. ¿Que Barco fue brillante?, sin duda... claro que también son brillantes los estafadores que de manera sutil envuelven a sus víctimas, las cautivan y desparecen después del golpe... Son unos genios.

Gusto exótico

En medio de su carrera, como buen político, se movió entre las masas populares, personas de escasos recursos a las que conquistó haciéndoles creer que entendía sus necesidades.. (qué sería de los políticos sin ese don para hipnotizar seguidores...)

Curiosamente, en medio de sus correrías se destacaba por que tuvo un exótico gusto en cuestión de mujeres. Él, poderoso, las prefería humildes y sumisas.

La historia de novela: el hombre importante, adinerado, con poder, cortejó a la doméstica, a la mesera, a las hijas de familias humildes. Dejó que lo admiraran, que se enamoraran, que soñaran con un futuro a su lado. La diferencia con las telenovelas fue grande... El sujeto huyó apenas supo que estaban en embarazo y las abandonó.

Eso sí, se percató a la hora de elegirlas... fueron mujeres que lo admiraron de forma incondicional, a las que él pudo dejar sin el riesgo de un reclamo, de una exigencia, de un escándalo. "Al senador... que tal".

Si uno reflexiona, parece que fue el mismo método que usó para elegir a su círculo cercano de colaboradores... buenos, malos o siniestros... todos fueron personas que lo veneraron, leales, que por años estuvieron bajo su sobra.

Respeto y silencio

Tras la fuga, nacieron los hijos, a los que nunca reconoció. Y mientras él forjó su carrera política y ascendió de forma vertiginosa, sus vástagos lo conocieron de lejos. En secreto sintieron el orgullo de ser los hijos del importante político, pero al igual que sus madres, aprendieron a respetarlo, a no exigirle, a no reclamarle, a no hacer valer sus derechos... solo admiración, respeto y silencio. Le guardaron la espalda y conservaron el secreto.

Cuándo él tuvo cerca a sus hijos, les dio la misma atención que dio a cualquiera de sus seguidores. Los contentó con un empleo y así, con salarios que salían de alguna entidades públicas, suplió su obligación paterna. Inexplicablemente sus hijos lo agradecieron esa atención. Peor que nada... ¿esa sería la lógica?...

Sin embargo, eso de la paternidad responsable nunca estuvo en su diccionario. La cuota alimentaria no salió de su millonario salario, para eso tuvo a su disposición la cosa pública.

Su frase celebre fue "La política es la lucha por el poder, y el poder son los puestos públicos". Eso lo sabía muy bien y a él le sobraba el poder en Caldas.

Los herederos

Tras su muerte, llegó el momento de reclamar. Los herederos del "padre de la Patria" dejaron a un lado su abnegación y admiración. Fue mucha la paciencia e hicieron valer su derecho. Al menos, lo que no hizo el Senador en vida, esperan que lo ratifique la ciencia. Con prueba de ADN buscan demostrar el lazo de sangre.

Por fortuna, las autoridades tomaron la muestra para la prueba científica antes de que se cumpliera la orden de cremación que dio el hermano del senador, porque si lo hubieran metido al horno, otra sería la historia: La fortuna hubiera ido directo a los bolsillos de sus hermanos y no de sus hijos abandonados.

Hablan de una fortuna de casi cinco mil millones de pesos para repartir entre sus tres hijos y, al mismo tiempo beneficiar a sus nietos. Si, nietos, porque el senador Barco, al que muchos creían como el "soltero imbatible", no fue abuelo solo por lo viejo.

Falta poco para conocer el desenlace de esta historia.


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